domingo, 11 de octubre de 2015

Urielis

Urielis es uno de los sietes arcángeles del cielo al servicio de Galthaer. Los arcángeles son los
comandantes de los ángeles, sus portes son generalmente de guerreros y están preparados para defender a los seres de la tierra de los ataques de las tinieblas. Urielis ganó su rango de arcángel al crear los siete jardines donde Galthaer podría poblarlos de humanos, un jardín tan lejano del otro para que lo habitantes de un jardín no entren con conflictos por los otros jardines.
Urielis es el arcángel de la paz y comanda a su ejercito de ángeles para exparsir la paz y la tranquilidad por todos los jardines de Galthaer, también es el arcángel de la redención y la abundancia.
El arcángel cuenta con el libro de la vida, aquel que cuida adonde van las almas de los difuntos en su periodo de descanso, dependiendo por los actos realizados en vida, los pensamientos y sentimientos son escritos en este libro. Se dice que esté ser es el que posee las llaves de los infiernos.
Urielis es conocido como el fuego de Dios. Su llama enciende en el ser el deseo de servir en la misión de despertar la conciencia de los seres para lograr alcanzar la paz y la gloria de Galthaer.
El arcángel es diestro en varias armas como cualquier guerrero, pero siempre prefiere utilizar los atacas a distancia y cuando la diplomacia fracasa y llega la hora de usar la fuerza, Urielis utiliza un arco y flechas para luchar, manteniendo distancia de sus enemigos, evitando entrar en conflicto directo, en el caso de que esto último falle, el arcángel posee una poderosa espada de fuego, consagrada por la llama de Dios para abatir cualquier poder de los infiernos.

viernes, 2 de octubre de 2015

Grandmajul

Grandmajul es un cementerio antiguo donde están los cuerpos enterrados de distintas criaturas, desde elfos, centauros, sirenas, hasta humanos.
Existió en la antigüedad una gran peste que azotó a todo Overy, aquellos pobres que murieron por está peste fueron enviados al cementerio Grandmajul donde descasaran sus cuerpos por siempre y alejados de todos, muy pocos seres vivos se atrevían a entrar a este cementerio, pero al ir muriendo aquellos amigos y familiares de las victimas, solo quedo un cementerio antiguo y abandonado, perdido en las cercanías del desierto Creptico.
La antigua peste fue conocida como Natic, y de a poco generaba cansancio en el cuerpo, falta de apetito, pesar en los ojos, perdida de los sentidos y finalmente los enfermos terminaban sumergidos en un sueño eterno del cual no despertaban jamás, muchos infectados venían solos al cementerio a esperar que la peste los condujera a los reinos del sueño para dejarlos allí por toda la eternidad. La peste carecía de dolencias, pero afectaba a la vitalidad de los cuerpos, por lo que también se la conoció como la peste silenciosa.
Frías lapidas se alzan en el camino de piedra que atraviesa al cementerio y al final un enorme risco lo alejo del valle colindante para alejar a la peste de los demás seres vivos.
Poderosas gárgolas protegen al lugar, eso dicen algunos locos, lo cierto es que horribles estatuas lo decoran y hasta se ha visto en muchas lunas terroríficas, como lo es la luna sangrienta, a los muertos caminar. Por alguna parte del cementerio se dice que hay un guardia, pero muy pocos lo han visto y no se atreven a hablar de él. Nadie sabe si es por temor, terror o tal vez es un mito para asustar a la gente que no ingrese en el peligroso cementerio Grandmajul.
Dentro del cementerio hay una antigua casona de madera que rechina al compás del viento, ¿habrá sido del guardián? Lo cierto es que nadie lo sabe, siempre se vio despejada y sin vida, o tal vez tenga pasadizos secretos por distintas partes del cementerio, lo cierto es, que nadie lo sabe y nadie se atreve a ingresar en el cementerio, solo unos atrevidos cuervos suelen sobre volar el cielo en busca de algún pedazo de carne de algún difunto que haya salido a la superficie de la tierra, tal vez otro mito, o tal vez no.
Lo cierto es que siempre tienes la sensación de que alguien te está observando, tal vez solo es superstición.

lunes, 21 de septiembre de 2015

La batalla de los tres magos

Era una tarde fría y lluviosa. Las calles estaban inundadas y el pronóstico del clima, pregonaba varios días de intensa lluvia y mucho aburrimiento. En la habitación de Andrea, se encontraban las elegidas de los dioses, intentando que las horas pasaran lo más rápido posible. Ana se las arreglaba repasando alguna clase, o adelantándose algunos capítulos en las materias que consideraba más complejas, pero Andy quería salir a andar en su auto y estaba molesta por no poder hacerlo. Ya había escuchado toda su música, había visto varias de sus películas favoritas; había acomodado sus libros e incluso intentó limpiar su habitación, pero desistió de lo último para encender un cigarrillo y tirarse en la cama a suspirar.
            -Ana, creo que me voy a morir del aburrimiento. Daría mi brazo izquierdo por poder irme de este cuarto.
            -Siempre tan dramática, amiga. ¿Por qué no estudias un poco?
            -No tengo ganas de abrir esos libros, aunque podríamos abrir uno de mis “otros”libros –dijo con un tono peculiar, ese que siempre las dejaba metidas en problemas.
            -¿Qué locura quieres que hagamos ahora? –Le preguntó Ana, cerrando su libro y suspirando bien profundo.
            -Quiero que intentemos un nivel nuevo de meditación. He estado practicando concentrándome por algunos minutos, creando diferentes paisajes, pero esta vez, quiero ir más allá.
            -No me gusta cómo suena eso. – Dijo poniéndose de pie.
            -No seas miedosa, elegida de Hades, vamos te enseño como se hace. – Dijo dando un salto de su cama para buscar las cosas.
            -Bueno pero al menos dime de que se trata. - Continuó un tanto indecisa.
            -Entrando en este nivel profundo de meditación, ya no solo podemos ir a aquellos lugares que creemos en nuestras mentes, sino que podemos ir a lugares reales, incluso,si no entendí mal lo que leí, no solo podemos transportar nuestras almas en el espacio, sino también en el tiempo.
            -Estoy un poco asustada. – Dijo aclarándose la garganta. - ¿Lo que estás diciendo es qué podemos viajar en el tiempo?
            -Así es, mi amiga.
            -No sé siquiera hacerlo, Andy, me suena a que siempre hay algo en estas cosas que pueden salir mal. Si no son los dioses, alguien más siempre manipula estas situaciones, meditaciones, o como quieras llamarlas.
            -Pero no puede ocurrirnos nada malo. Recuerda que nuestros cuerpos se quedan aquí, a salvo. Además, voy a utilizar las medidas pertinentes para poder regresar a tiempo para la cena. ¡Vamos! Va a ser como un viaje de campo.
            -¡Qué demonios! Vamos, de todas formas estaba cansada de estar sentada sobre mis pulgares.- Aceptó finalmente Ana.
            Y las chicas no pudieron elegir peor momento para quedarse vulnerables en la tierra que habitan los mortales. El demonio Agramón, Señor que controla los temores y Amode todos los miedos, estaba por enseñarles que existen fuerzas que ellas aún no pueden manejar. Desde que habían descubierto los exorcismos para derrotar demonios, las chicas no habían dejado de invocar todo tipo de cosas, solo para probarse que eran buenas en eso. Quizás no se debió más que de un buen entrenamiento, o quizás solo se trató de vanidad e inmadurez, el punto es que habían hecho enojar a uno de los Príncipes, y ese descuido, lo iban a pagar muy caro. Agramón había estado cuidando sus pasos por varias semanas ya, esperando en las tinieblas a una oportunidad como esta, para poder tener a las elegidas de los dioses, a su merced y lejos de los ojos vigilantes de sus mentores.
Cuando ya estuvieron encendidos los cirios amarillos, los amuletos en sus manos derechas; y las palabras del libro que enseñaba a meditar, aprendidas de memoria, comenzaron con su travesía. Mientras más profundo era el estado al que accedían, más sus almas se alejaban de esta tierra. Sus cuerpos sentados uno frente al otro, con las piernas cruzadas delante de ellas, hicieron un profundo suspiro, y como si se elevaran livianamente, sus almas se desprendieron finalmente de las ataduras físicas, que la mente y el cuerpo usaban para aprisionarla.
Hacía tiempo que Ana fantaseaba con ir a las playas de la isla de Mykonos, en Grecia. Respirar el aire del mar Egeo, absorber todos los colores del agua cristalina, caminar sobre las costas admirando el hermoso atardecer; y como a su amiga no le importaba a donde ir, siempre y cuando se fuera lejos de casa, accedió en ir allí de inmediato. Una suave y cálida brisa acariciaba los rostros de las chicas, mientras que el aroma de las salinas oceánicas inundaba su olfato. Abrieron los ojos lentamente y allí estaban, en la hermosa Mikonos actual.  Anochecía lentamente y la vista era impactante. Se quedaron sin palabras, absorbiendo el sonido del marque golpeaba la dorada arena, y la frescura de la brisa que recorría sus cuerpos, mostrando un paraje en la tierra que parecía salido de un sueño.
            -¡Lo hicimos!– Exclamó Ana, boquiabierta. Se puso de pie y comenzó a caminar sobre la arena.
            -Sí,realmente lo hicimos. – Aceptó Andy, dando un profundo suspiro. Luego quiso tomar su daga para cortar su brazo y comprobar el estado de la meditación y ya no estaba en su cinturón.
            -¿Qué pasa Andy? – Le preguntó Ana al verla preocupada.
            -Lo quesuponía. Los libros nunca te advierten de que no puedes traer contigo ningúntipo de objeto a estas meditaciones. Ni cuchillos, ni espadas.
            -…Niamuletos. – Completó Ana, ahora un poco preocupada.
            De pronto, pudieron divisar a unos metros, una silueta que se acercaba lentamente hacia ellas. Como no estaban seguras de que fuera humano, no se apresuraron en atacarlo o salir corriendo. Solo esperaron su llegada.
            -Buenas tardes. Qué bueno por fin conocerlas, elegidas. – Dijo el elegante señor con los ojos encendidos de color rojo.
            -¿Quién eres?
            -No seas grosera, Andrea. Intenta al menos ser cordial con un extraño que les ofrece un saludo.
            -Eres un demonio. – Dijo Ana retrocediendo unos pasos
            -Y no cualquier demonio, es un príncipe. – Completó Andy, abriendo los ojos bien grandes por la impresión.
            -¿Cómo pudiste notarlo Andrea?
            -Por el color de tus ojos. Y porque ningún demonio de otra categoría, puede entrar en nuestras meditaciones.
            -Vaya, los dioses les han enseñado bien acerca de sus enemigos.
            -¿Enemigos? Nosotros no hicimos nada como para convertirnos en tus enemigas.
            -Sí, Ana, -Contestó el oscuro ser que posicionaba sus brillantes ojos en la elegida y se le dibujaba una sonrisa sarcástica en su rostro. - Lo han hecho. Se han burlado de las fuerzas de la oscuridad. Escudándose en los poderes de sus mentores, han humillado a mis sirvientes, demonios inferiores, a los que también les deben respeto.
            -Nosotros solo estábamos buscando una forma de defendernos, demonio.- Le gritó Andrea, intentando no mostrar su miedo.
            -No trates de dar vueltas en este asunto, elegida de Ares, sé que los hicieron por vanidad, para demostrarse que son más que humanas. Yo voy a poner frente a ustedes un verdadero reto. De esa forma veremos si de verdad pueden contrarrestar mis poderes. Mi nombre no es príncipe, ni demonio, es Agramón, Amo de todos los miedos.
            En cuanto el demonio terminó de decir esto, las nubes cubrieron el cielo, el viento levantó con furia la arena de las costas y envolvió a las chicas en un asfixiante torbellino. Los granos de arena golpeaban los cuerpos de estas y realizaban un estruendoso sonido al girar, haciendo que sus sentidos, se fueran perdiendo sumergiéndose en otro plano, donde el silencio y el vacío las colmo por completo.  El demonio bajó los brazos y la tempestad se detuvo, pero las elegidas ya no estaban allí con él.
            Las chicas despertaron aturdidas y mareadas. Se pusieron de pie para intentar reconocer el lugar donde las había llevado el demonio, pero la realidad era, que no tenían la menor idea de dónde estaban. Frente a ellas se alzaba un vasto bosque que no inspiraba miedo, pero sí mucha incertidumbre. Andrea se sentó de nuevo sobre el pasto, cerró los ojos e intentó llevarlas a ambas hasta su casa, pero lo único que encontró fue una densa oscuridad, que no le permitía abandonar aquél callado lugar. Abrió los ojos desilusionada y Ana la miró con resignación. Andy se puso nuevamente de pie, se sacudió la arena que quedaba en sus ropas, y juntas comenzaron a caminar bajo la sombra de aquellos hermosos árboles. Con suerte encontrarían a alguien a quien pedirle ayuda para volver a casa.
            -Por ser un lugar que no conozco, y al que me trajo uno de los príncipes del infierno, tengo que admitir, que tiene su toque angelical. – Comentó Andy, viendo todas las cosas a su alrededor.
            -¡No puede ser! – Exclamó de súbito Ana- ¡Sí, este es el lugar! – Prosiguió admirando también los árboles, el cielo, y respirando profundo ese aire liviano y mágico que las rodeaba.
            -Ana, ¿Qué te ocurre? – Le preguntó desconcertada y deteniendo su marcha. - ¿Es qué sabes dónde estamos?
            -Sí, mi buena amiga. – Respondió con entusiasmo. - Estamos en el reino de Overy.
            -Seguimos en Europa, ¿verdad?
            -¡No tonta! Estamos en una realidad muy distinta a la que vivimos en casa. Este, es un lugar mágico, donde habitan criaturas poderosas: magos, hadas, e incluso Dragones Legendarios. Ellos guardan un poder ancestral, tan antiguo y misterioso, que nadie más que ellos puede blandirlos.
            -¿Y cómo es que sabes todo esto?
            -Hace unos meses, encontré un libro, de echo una novela que hablaba sobre este lugar, y desde ese día, estos bosques y ciudades legendarias, se han vuelto mi obsesión.
            -Vaya, eso me tranquiliza mucho, a decir verdad. Si dices que aquí existe magia, quiere decir que puede haber alguien que nos ayude a traer las cosas que necesitamos para derrotar a Agramón.
            -Tienes razón. Podemos pedirles las armas que dejamos en casa y los ritos que conocemos sobre el exorcismo.
            De pronto, Andrea tapó la boca de Ana con su mano, interrumpiendo su conversación.Ambas se agacharon y escucharon muy quietas y sin hacer el menor ruido. A solo unos pasos de distancia, pudieron ver a un joven lugareño, que al parecer aún no se había percatado de su presencia. Y allí se quedaron en silencio,esperando a que se fuera, para continuar con su viaje.  

***

La tarde se alzaba tranquila en los reinos de Overy, el bosque aledaño a la ciudad de Thelicaelis, tierra de humanos mortales, conocido también como el bosque Radinic, se encontraba en su éxtasis de paz, la suave brisa agitaba la copa de los árboles por la cual se filtraba tímida la luz del astro solar, las copas se mecían, regalando un cálido juego de luces y sombras al ser que se encontraba sentado en la base del reinado de los árboles.
Su clara piel era acariciada por la brisa que levemente mecía los amarronados cabellos del muchacho, vestido con un atuendo de un mago de rojizos colores, el chico se encontraba con sus piernas entrecruzadas, con una de sus manos sostenía un raro libro con artesanales decorados, en su mano derecha una fina pluma de matices anaranjados y amarillentos, seguramente perteneciente a una exótica ave de aquellos reinos, la pluma le servia para trazar delicadas líneas en la imagen de una ilustración, en la blanca hoja de aquel libro. El cantar de las aves era la melodía que jugaba a ser la musa del artista.
Mientras tanto, Andrea se decidió a salir de su escondite para presentarse ante aquél joven, para poder pedirle ayuda con el demonio. Pero antes de dar el primer paso, pudo ver a una figura oscura que se acercaba hacia él, con un porte extraño y amenazante. Ana la obligó a esconderse nuevamente.
Una brusca brisa comenzó a soplar y batía fuertemente los cabellos de Altrak, lo cual hizo que este eleve su mirada, la vegetación se movía de un lado a otro azotadas por el poder del elemento. La luz disminuyó progresivamente, como si algún poder extraño y oscuro la atenuara, el polvo blanco comenzó a rondar por la base de los árboles, rápidamente Altrak tomó el báculo que tenía en uno de los laterales y se incorporó, la piel le decía a su mente que la temperatura descendía progresivamente, rápidamente se encrespaba, ante un frío eminente y un peligro que viajaba directo hacia él, permanecía oculto entre las hojas de los árboles que le servían de refugio, acechando a su presa.
“¿Por qué el bosque a cambiado? La luz a descendido al igual que la temperatura.” – Altrak elevó una de sus manos y la observo como rápidamente cambiaba a un color pálido por la carencia de calor. Pero un sonido de entre los arbustos llamo su atención, por lo cual la visión de sus ojos amarronados, se fijo en la dirección de la que provenía el sonido.
-         ¡¿Quién anda ahí!?
El silencio colmaba el lugar y el antiguo cantar de las aves se habían sumergido en el vacío. No había respuesta alguna a la consulta del mago.
El corazón de Altrak comenzó a palpitar más fuerte, los ojos intensificaron su tamaño ante la sorpresa de no ver al posible ser que haya realizado los cambios en el bosque. El polvo que circulaba por las piernas del chico, o más bien las tinieblas, enloquecían el sentido del tacto del muchacho, descendiendo cada segundo más la temperatura y haciendo que el corazón palpite más fuerte.
El mago elevó su brazo derecho y con la mano giraba el báculo sobre él, pequeños tintes de luz se paseaban por sus parpados, incrementaban un poder que yacía en su espíritu y con un rápido movimiento el muchacho bajó el arma y esta chocó contra el suelo, una onda expansiva y circular se extendió en todas las direcciones aledañas al mago, las hojas de los arbustos se mecían por el impulso del poder de Altrak y de la profunda oscuridad brotó una galera de un color azul oscuro, que cayó al piso sin dar noticias de su portador.
Los segundos pasaban y el temor del chico se comenzó a incrementar, al sentir la impotencia de no saber a qué o quién se enfrentaba.
Finalmente detrás de un árbol salió la figura de un hombre de cabellos oscuros como la noche, piel pálida como la de un cuerpo sin vida, vestido con un antiguo frac del mismo color que la galera, zapatos y una camisa blanca, sus manos se encontraban cubiertas por unos guantes blancos, en su mano izquierda llevaba un bastón negro con algún detalle que aún no era visible, el caminar del ser parecía totalmente tranquilo y pasible, pero el intenso palpitar del chico, le advertía que la apariencia no era lo que se mostraba, algo oscuro se escondía detrás de aquel ser que lentamente recogió el sombrero y se lo colocó en su cabeza. Ahora la mirada del infiltrado en el bosque se centraba en Altrak, que logra visualizar, el color de los ojos rojos, perteneciente a un sirviente de las tinieblas. El oscuro personaje llevó el bastón hacia delante y colocó ambas manos sobre ella, ahora aquel adorno en la cúspide del bastón, es la calavera de un carnero dorado.  
-         Eres un demonio, lo puedo notar por tus ojos. Pero… ¿Quién eres tú? – Preguntó el chico con una voz un poco temblorosa, tratando de ocultar el miedo que lo acechaba.
-          Tengo muchos nombres. – Contestó el demonio con una voz rasposa. – Ninguno del cual seas digno de pronunciar.
Con un rápido movimiento el ser del averno se abalanzó hacia Altrak, levantando una cortina de polvo en su trayectoria y a una velocidad descomunal golpeó con el bastón directo en el abdomen del chico, que emitió un grito mudo, por el aire que se entrecortaba dentro de él. Rápidamente elevó el arma para golpear el rostro de la imagen mágica del joven dragón. El cual quedó mirando la cúspide de los árboles por el impulso mientras un ardor fluyó por sus huesos desde el mentón hacia arriba de la cabeza. Las chicas ya habían notado que se trataba de Agramón y Andrea quiso ayudarlo, pero Ana le pidió un poco más de paciencia. Debían tomar al demonio desprevenido.
-         No eres digno de ser un dragón. – Comentó el ser oscuro que miró de reojo a su oponente. – Mucho menos de ser el portador del destino que te concierne, Altrak.
-         ¿Existe destino alguno para mí? – Consultó torpemente el mago.
-         Todas las criaturas son presas de su destino. – Una macabra sonrisa se dibujó en el rostro del demonio. – Pero puedes cambiarlo, sirverme, y tu alma caerá bajo el destino que yo le asigne.
La rodilla de un ser impactó directo en el rostro del desprevenido demonio que retrocedió bruscamente por el poder de aquel golpe.
Altrak bajó la mirada llevándola hacia delante y se encontró con la imagen de una mujer de cabellos castaños y largos, con un pantalón y una camisa un poco desalineada, solo pudo ver la espalda de aquella joven humana. Lentamente el muchacho se incorporó y consultó:
-         ¿Quién eres?
La mano de otra jovencita se posó en el hombro del chico, rápidamente giró su posición delante de este quedando enfrente de él y llevó su rubia cabellera al torso del muchacho mientras que con su otra mano acarició el pecho del mago.
-         ¿Querrás saber quienes somos nosotras? – Renovó la consulta la nueva visitante. Que rápidamente se giró para mirar con picardía en sus ojos esmeralda al demonio que estaba enfrente de ellos, sin dejar de apoyar su cuerpo al del muchacho. Llevó lentamente uno de sus dedos a sus labios. – Yo soy Ana. – Cambió levemente la mirada hacia la otra chica que permanece parada y mirando fijo al demonio. – Ella es Andrea, mejor conocida como Andy.
-         Gracias por la ayuda. Mi nombre es Altrak, un mago en busca de los Dragones Legendarios, pero los demonios están encaprichados en cruzarse por mi camino.
-         Ese demonio nos viene siguiendo desde nuestra casa. – Comentó Ana.- Su nombre es Agramón, y es un demonio terrible. Conoce todos nuestros miedos y puede usarlos en nuestra contra.
-         Nosotras podemos combatirlo, solo que necesitamos de algunas cosas que no tenemos.- Prosiguió Andy, pidiéndole ayuda de forma indirecta.
-         ¿A qué cosas se refieren? Quizás pueda ayudarlas – Respondió el joven mago, de forma servicial y segura.
-         En mi cuarto tengo algunos hechizos que pueden ayudarnos; armas y brebajes para protegernos y asegurarnos de poder salir con vida de esto.
-         De acuerdo, el espacio y el tiempo son una ilusión de esté plano. No es nada que no podamos cambiar. – Desde lejos Agramón les sonrió mostrando sus afilados y horribles dientes. – Tomaré tu brazo Ana y deberás seguir a mi lado ya que no conozco el lugar adonde tenemos que ir. – Comentó el mago que tomó a la joven como mencionó anteriormente.
-         ¿Podrás llevarnos a los tres? – Consultó Andy, inquieta. - Es que no quiero quedarme sola en este lugar.
-         Claro, con mi mente solo viajaremos nosotros tres. –Comentó el mago.
-         Aquí los estaré esperando. Igual ese hechizo no durará mucho tiempo. – Acotó el demonio que elevó su mano derecha y comenzó a frotar las yemas de sus dedos, creando algún poder invisible.
-         ¡Paldeksurier… - Los ojos de Altrak comenzaron a cristalizarse y un fuerte viento envolvió a los seres mágicos. - … Sebic… - El demonio comenzó a reír, mientras el cristal del báculo del chico irradió una gran luz que iluminó al bosque. - …Surataj! – Las figuras de Altrak, Andrea y Ana se desvanecieron en ases de luz e ingresaron directo al cristal del báculo. Al cesar la luz, el demonio quedo solo en el bosque Radinic, las hojas de los árboles caían, el demonio giró su bastón esperando el retorno de las elegidas y el joven dragón, pues era sabido que el hechizo no duraría mucho tiempo. (Las palabras de Altrak en Dactilo fueron: "Distorsión del espacio tiempo".)
Los tres magos se materializaron rápidamente en la habitación de Andrea. El aluvión de poder que les permitió el ingreso al planeta llamado Tierra, creó una onda expansiva de energía, que hizo que los libros y cuadernos volaran por los aires. De todas formas el cuarto de Andrea siempre se veía como si hubiera sido víctima de algún tipo de explosión, así que eso no le molestó en lo absoluto.
Altrak observó con detalle cada espacio del cuarto de la elegida, aparatos raros se encontraban allí, muy diferentes a los que podían tener los humanos de Thelicaelis en Overy.
-         ¿Qué es eso? – Preguntó Altrak señalando a una computadora en el cuarto.
-         Eso es una computadora, también conocida como ordenador. – Respondió Ana.
-         ¿Qué es lo que ordena, el cuarto? Porque de ser así, tengo que decirles que ha dejado de funcionar hace tiempo. – Consultó ingenuamente el chico, y Andrea lo miró con extrañeza.- Sus cuerpos están aquí. – prosiguió el mago al observar la imagen de esos cuerpos en estado de meditación.
-         Sí, son el ancla que nos traerá de vuelta. – Contestó Ana, admirando desde afuera, su propio cuerpo.
-         Cuanto lo siento, pero esté hechizo se las llevará por completo a Overy, en está ocasión sus cuerpos también vendrán con nosotros.
-         Está bien, no tepreocupes. De todos modos no tenemos opción ¿o sí? Si algo nos llegara a pasar en tus tierras, nuestros cuerpos no serían más que envases vacíos, faltos de toda esencia y toda vida.- Respondió Andy con resignación, pero con otro poco de entusiasmo.
-         Tus poderes son muy raros, ¿por qué tus ojos se cristalizaron con el hechizo? – Preguntó Ana, fascinada con este peculiar mago.
-         Porque en Overy la magia revela el poder del alma de cada ser. – Contestó asombrado. – Pero nunca me habían dicho que mis ojos tienen forma de cristales.
-         ¿Quieres decir que tu magia es transparente como el cristal? ¿Eso es bueno o malo? – Le preguntó, confundida.
-         Es una gran responsabilidad.
-         Ya tengo todos los objetos que necesitamos. – Los interrumpió Andrea, que llevaba consigo distintos objetos entre sus manos.
-         Y no pudo ser en mejor momento, Andrea, pues el hechizo se acabará justo ahora.
Una vez más la imagen de los tres magos se desvanecieron en ases de luz brillantes e ingresaron en el cristal del báculo de Altrak, pero está vez los cuerpos que meditaban en el piso se fueron con ellos, llevando a las elegidas a las tierras mágicas de Overy. La luz colmó los árboles del bosque, y los tres seres mágicos se materializaron en él.
El demonio hizo una reverencia, mientras tomó la galera y la bajó en forma de saludo irónico. Ana, al ver este gesto como un insulto, retrocedió unos pasos separándose del mago y quedando al lado de su compañera.
-         Los estaba esperando, mis inexpertos magos. El sol ya casi se esconde tras las colinas, y ustedes aún están con vida. – Dijo con sus ojos encendidos de un furioso fuego.
-         No vamos a seguir corriendo, demonio asqueroso, esta es la última vez que nos tratas como escoria.– Lo insultó Andy, escondiendo en su puño la cruz que era su amuleto.
-         Vamos a enfrentarte, y demostrarte que no te tememos. Venimos a mostrarte que podemos defendernos y a todos los que necesiten nuestra ayuda. – Se adelantó Altrak, queriendo medir sus habilidades como mago, frente al terrible demonio.
-         Bien, si así lo quieren, así se hará, mis arrogantes niños. A donde los voy a llevar, no existe modo en que sus mentores puedan auxiliarlas elegidas. Y respecto a ti, jovencito, serás llevado a ese lugar dentro de ti mismo, en el que sabes que no puedes salir, allí donde se hayan todas tus inseguridades.
-         Chicos esto no me está gustando nada. – Dijo Ana al sentir como sus pies se elevaban del suelo.
En ese momento, Ana fue succionada por una corriente de aire que la llevó a las alturas en espiral. El suelo se deshizo debajo de los pies de Andrea y cayó al vacío oscuro que era su mente, en el preciso momento en que sus piernas se quedaron sin sustento.
Altrak ya no pudo despegar los ojos de la mirada furiosa del demonio y Agramón, aprovechó este descuido para adormecerlo con sus poderes. El joven mago cayó desmayado en suelo, quedando vulnerable y a merced de los deseos del demonio más temido y respetado por todos.
Ana despertó aturdida y en un lugar que ella conocía muy bien. Se puso de pie apresurada y tomando con fuerza su crucifijo, suspiró y comenzó a caminar. Era su antigua casa, pero estaba maltratada por el paso del tiempo, oscura y tétrica. Comenzó a abrir lentamente las puertas de las habitaciones, esperando encontrar a Andy o incluso al demonio que la había puesto allí, pero no hubo señales de otra alma por largo rato. Quiso escapar, correr hacia un lugar más iluminado y acompañado por las voces de otras personas, pero las puertas y ventanas estaban bloqueadas. Ella estaba sola, a oscuras, sin tener la posibilidad de pedir ayuda. Pero en una de las habitaciones había una anciana llorando, lamentándose por su terrible suerte. Ana se acercó a ella lentamente y cuando la anciana volteó, Ana contuvo un grito con sus manos. Las facciones de la anciana eran las de ella. Se veía andrajosa y su mirada perdida, demostraba que su mente debía estar enloquecida de recuerdos y remordimientos. Una voz grave se hizo lugar en su propia mente para atormentarla.
-         Esto es lo que va a ocurrir Ana, si confías aún que todo lo que los dioses te han dado, es para tu propio provecho. Aquí estas, sola, abandonada, mendigando para comer.
-         Yo nunca estaré sola. Tendré siempre la amistad de Andy. – Lo enfrentó.
-         ¡Tú no le interesas a nadie, Ana! No eras más importante que ellos mismos. ¿Dime dónde quedó esa elegida de los dioses que creía poder contra el mundo entero? ¿Dónde está esa niña con aires de diva? ¡Mírala Ana! Siente pena por ella, porque nadie más lo hará. Te dejaran morir sola, hambrienta y abandonada.
-         ¡Tú solo quieres confundirme! Demonio hediondo. Yo no te temo Agramón, no temo nombrarte, no temo a la soledad o la pobreza. Sé que siempre estaré acompañada. Sé que siempre alguien vendrá por mí, porque confío en mis amigos, en los dioses y en mi misma.
En cuanto Ana dijo esto, una de las ventanas explotó en mil pedazos, dejando entrar la luz de un hermoso día soleado. Ana se quitó la cruz de su cuello, la coloco frente a la luz y su sombra, hacían del objeto uno mucho más grande y peligroso. Luego dijo:
Pater noster, qui es in caelis, sanctificeturnomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntastua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrumquotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nosdimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed liberanos a malo. Per signum Sanctae Crucis, de inimicis nostris, libera nos, Domine Deus noster. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.
Luego de que Ana recordara las palabras para herir al demonio, Agramón se sintió débil y tuvo que dejar ir a Ana. La casa comenzó a temblar, derrumbándose ladrillo a ladrillo. Entre los escombros, los rayos del sol perforaban la oscuridad, y los arboles del bosque de Overy, rompieron las tinieblas; los deshechos de la pesadilla y al demonio mismo. Ana había vuelto al bosque, sana, a salvo, y satisfecha por haber derrotado sola a su primer demonio. Y se sentía muy bien, pero pronto notó que Andrea no estaba a la vista y tampoco el demonio, solo el mago Altrak, que permanecía inerte en el suelo, dormido y dominado por los poderosos hechizos del terrible demonio. Ana tomó su mano y se arrodillo a su lado, esperando que pudiera sentir que ella estaba allí para al menos, hacerle compañía, para decirle que no se diera por vencido, que las armas para derrotarlo, estaban dentro de su propia alma.

      ***

Altrak abrió sus ojos y lo único que logró ver fue oscuridad. Rápidamente se incorporó para observar, pero no logró ver nada, solo su báculo, lo recogió lentamente del suelo, por el cual una cortina de niebla recorrió sus pies. La oscuridad era tan profunda que no lograba ver los árboles, ni el horizonte ni el sol.
-         ¡Ana! – Llamó el chico a la elegida mientras giró su posición sin ver a nadie. - ¡Andy! – Pero no había respuesta alguna de sus compañeras.
Desde lo lejos se comenzó a visualizar dos figuras humanoides que se acercaban, aparentemente una era una figura masculina, mientras que la otra era una figura femenina. Ambos seres son de contextura delgada, de pelo castaño, la fémina tiene su cabello con ondulaciones y caía a la altura de sus hombros. Lo extraño era que Altrak no podía visualizar sus rostros. Finalmente los dos seres se pararon delante de él.
-         ¿Quiénes son? – Consultó el mago.
-         Tus padres. – Contestó la figura masculina.
-         ¿Mis padres? – Renovó la pregunta el joven con una voz entrecortada. - ¿Por qué no veo sus rostros?
-         Porque no te lo mereces. – Contestó la mujer. – Te abandonamos y te empeñas en encontrarnos. Eres un fiasco.
-         Siempre fuiste una carga para nosotros. – Aclaró el hombre. – Por eso debiste quedarte en Xugurul, junto al rey de los dragones. Ahora lo defraudaras también.
-         Yo no hice nada para defraudarlos.
-         Claro, naciste. – Le respondió la fémina. – Eras un pobre dragón, supimos desde un principio que no eras nada.
-         ¡No es así! Ustedes no son dragones.
-         Sí lo somos, tenemos nuestra forma mágica, no te mereces conocer nuestra forma real.
-         ¡No es cierto! – Contestó el mago, mientras caía arrodillado al suelo.
-         Sí lo es. – Respondió el hombre. – No solo nos defraudas a nosotros, sino que también al rey. – Mientras a su lado se materializó la forma del rey Dursekion. – También a tus amigos. – Tras las palabras aparecieron las imágenes de Ameli y Kahelis.
-         Eres un fiasco Altrak. No encontrarás a los Dragones Legendarios, nunca debí encomendarte la misión. – Acotó el rey Dursekion.
-         No es cierto. Yo lo intento. – Se materializan las imágenes de los Dragones Legendarios a su alrededor.
-         Nunca podrás con nosotros. – Responden las voces ancestrales de los dragones.
-         ¿Qué puedes lograr tú? Eres un fracaso Altrak. – Le dijo la imagen de Ameli. – No puedes volver a tu forma de dragón, no puedes controlar un elemento, no eres un dragón digno. ¡No eres nadie! – Le gritó la chica ofuscada.
-         ¿No soy nadie? ¿Soy un fracaso?
-         Lo intente Altrak, lo intente, pero no tienes valor, no puedes con esta misión, ni siquiera puedes con tu vida. – Le aclaró el ángel.
-         No puedo. – Contestó vencido el joven mago.
-         Te lo dije, si seguías con nosotros, serias nuestra ruina. – Aclaró la imagen masculina que representa al padre de Altrak.
Las palabras comenzaron a girar por la mente del chico, él es un fracaso, una ruina, no es digno de ser un dragón.
-         Altrak, no eres digno, no tienes fuerza, ni valor, ni poderes, ni fortaleza para luchar. – Le gritó la imagen de su amigo Kahelis.
-         ¿Fortaleza? – Susurró en voz baja el dragón en su forma mágica. – Creo que te equivocas.
Las imágenes se callaron y Altrak se incorporó, mientras tomó el báculo fuertemente con su mano.
-         Alguien me enseñó hace un tiempo atrás que nuestros éxitos son un logro de la fortaleza que yace en nuestro interior. – El chico se tranquilizó. – Pueden tratar de doblegarme, tal vez destruir mi cuerpo, pero si algo que no pueden detener es mi fortaleza y mi alma.
-         ¿Qué dices? – Mencionaron las imágenes de los supuestos padres de Altrak al unísono ya con una voz más rasposa.
-         Ustedes no son mis padres, ni mis amigos. – Las imágenes comenzaron a rasgarse como si fueran muñecos de porcelana que se agrietan.
-         Eso no es cierto, eres un fiasco y fracasas, defraudaste a tus padres y también al resto, no eres digno de nada. – Comentó la imagen del rey.
-         Tal vez, pero lucharé. Hay algo que me dijo mi verdadero amigo Kahelis. Creo que lo conoces. – Comentó el chico mientras sus ojos se cristalizaron por el poder interior que comenzó a elevarse.
-         Soy yo. – Contestó la imagen del querubín.
-         ¡Me dirijo directo a la entidad que controla estas imágenes! Es ridículo querer vencer a un mago como yo con tal patética ilusión.
-         Claro que lo conozco, el odioso e insoportable querubín del Edén. – Contestaron todas las imágenes al unísono con una voz macabra.
-         Te diré una frase que me enseñó y es muy cierta. –Comentó el muchacho mientras el cristal comenzó a brillar. – La oscuridad solo hace una cosa, que la luz brille más intensamente.
-         ¡Mentira! – Gritó ofuscado el demonio mientras las imágenes se trisaban más. – ¡La oscuridad existió desde siempre, es más poderosa y antigua que la luz y tú no eres otra cosas más que un patético dragón que cree tener poder!
-         Tal vez no tenga demasiado poder, pero el amor, la amistad, la fe y la fortaleza, te vencerán. ¿Sabes por qué los villanos siempre pierden en las historias?
-         ¡Yo no perderé. Soy una de las entidades más poderosas del infierno! – Contestó enojado y descontrolado el demonio.
-         Los malos pierden, porque todo lo que haces vuelve, si haces mal, el mal volverá.
-         Arrastraré tu alma al infierno y la destruiré.
-         Tú no tienes poder para hacer eso, tú no puedes tocar mi alma.
-         ¡Te enseñaré mi poder! – Las imágenes se abalanzaron hacia el chico, con movimientos descontrolados, como si fueran simples marionetas diabólicas.
-         ¡Mi alma tiene demasiada luz, Dulg! (Luz)– El mago golpeó el báculo en el suelo y el cristal destelló una onda lumínica que arrasó e hizó desaparecer a las imágenes y la oscuridad que lo rodeaba.
El chico abrió sus ojos y se encontró tendido en el suelo, pero ya logró ver al sol, los árboles y Ana que lo tenía de su mano. Rápidamente el muchacho se incorporó y miró a su alrededor y no vio ni al demonio, ni a la otra elegida.
-         Y ¿Andy, dónde está? –Consultó el mago a su compañera.
-         No lo sé –respondió preocupada. - Solo espero que pueda escaparse de las palabras engañosas del demonio.

***

Andy despertó en medio de una calle oscura, asustada y confundida. Se puso de pie rápidamente y comenzó a llamar a Ana y al dragón Altrak, pero no consiguió respuesta de ninguno de ellos. Las tinieblas lo cubrieron todo, y ella no podía ver donde estaba, o hacia donde debía comenzar a caminar. Dio el primer paso intentando buscar a Ana, pero algo se atravesó en su camino, haciéndola tropezar. De pronto, una de las farolas iluminó la escena lentamente y lo que Andy vio, le quitó la respiración. Había un niño tirado inerte en el suelo, con su cara y cuerpo todo ensangrentado. Andrea no pudo siquiera gritar. Vio sus manos que se sentían pegajosas, y el rojo líquido que se escurría entre sus dedos, hicieron que su corazón se acelerara y su respiración se volviera trabajosa y apresurada. No pudo siquiera ponerse nuevamente de pie, pero intentó auxiliar al niño, revisando su respiración, pero el corazón de la víctima ya había dejado de latir.
-¿Qué es lo que intentas hacer, asesina? –Le preguntó una voz grave, oculta en la oscuridad de las sombras de los objetos deformes que la rodeaban.
-Yo no hice esto, nunca haría una cosa así.
-Lo dices para engañarte a ti misma, pero sabes que la verdad es otra. Eres capaz de esto y de mucho mas, elegida de Ares.  
-No es posible, es solo un niño. ¿Qué puede haber hecho para que yo quisiera matarlo?
-Lo hiciste por placer. Clavaste tu daga en su pecho una y otra vez, hasta que su corazón se detuvo por completo. Lo disfrutabas mucho, Andrea, pude verlo en tus ojos. Tú naciste para matar.
Andrea solo se quedó allí sintiendo la cálida sensación de la sangre tibia, ensuciando sus manos. El olor era dulce y a la vez nauseabundo. Se puso nuevamente de pie,y la gente comenzó a rodearla y a juzgarla con sus ojos vacíos. Entre ellos había mujeres que lloraban, y en los ojos de ellas pudo ver mucho dolor y miedo. De pronto, la luz volvió a apagarse pero el cielo se encendió de rojizos colores, y ahora Andrea estaba parada sobre cientos de cuerpos humanos: hombres, mujeres y niños por igual, como si se tratara de un campo de batalla en donde solo había un vencedor. Ares la miraba desde lo alto de un edificio, con satisfacción en su mirada y una inmensa sonrisa en su rostro. Entre los cuerpos pudo ver el de Ana y fue allí que supo que esa no era ella. Era su peor pesadilla, pero sabía que no era real. En ese brevísimo instante comprendió que estaba en una batalla contra sus propios miedos, y el único ser capaz de hacerla dudar, sería ese demonio que conocía bien todas sus debilidades.
-¡Ahora entiendo lo que quieres hacer, demonio! - Gritó a la noche enrojecida. - ¡Pero no voy a dejarme vencer ahora! Yo no nací para hacer daño, vine a contrarrestar todos los males que criaturas asquerosas como tú, desatan sobre la vida de los humanos. Ellos están indefensos ante ti, Agramón, pero yo no.
Andrea arrancó la cadena que tenía en su cuello, quitó la cruz de plata que colgaba y encerrándola muy fuerte en su puño comenzó con el rito que conocía de exorcismo:
“Paternoster, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiatvoluntas tua, sicut in caelo et in terra…”
En ese momento el demonio comenzó a gritar y un fuerte viento, la ensordeció, pero sin temer, Andrea cerró los ojos, y gritó con toda la fuerza de sus pulmones, esperando que el demonio terminara por escuchar el rito. El viento se calmó, y finalmente la elegida se animó a abrir los ojos, cuando vio a Ana frente a ella sonrió.
- ¿Dónde te habías metido?
- Estaba estacionando el auto, Ana.– Respondió con sarcasmo.
- Yo también estuve ausente por un tiempo, pero ya sé cómo podemos contrarrestar la magia del demonio. - Dijo Ana con sus ojos bien abiertos. - Tenemos que ser fuertes, reconocer nuestras debilidades y aceptar nuestros miedos.
- Yo creo lo mismo. – Continuó Altrak.- Ya hemos vencido nuestros miedos individualmente, ahora nos toca derrotar al demonio para que ya no le haga daño a más nadie.
 - ¿Cómo sugieren que hagamos eso?
- La respuesta es muy obvia, como cualquier miedo, tenemos que enfrentarlo. – Respondió Altrak, confiado.
- Entonces déjenme que voy a invocarlo.– Se apresuró Andy, arremangándose su camisa, luego de haberse armado hasta los dientes con las cosas que habían traído de su habitación. Besó la cruz que colgaba de su cuello y extendiendo los brazos, comenzó:
-¡Demonio que deambulas en la oscuridad, yo te invoco! Espíritu de maldad que estas donde solo los mortales pueden estar, yo demando tu presencia. ¡Agramón, señor de todos los miedos, yo te llamo!
De pronto el cielo se cubrió de oscuras nubes de lluvia y los truenos anunciaban la llegada de un ser poderoso y muy enojado.
-         Vaya, hasta que los niños dejaron sus juegos y comenzaron a actuar como adultos. – Dijo el demonio caminando hacia los tres.
-         Terminemos ya con esto ¿sí? Tengo que llegar a casa antes de la cena. – Lo increpo Andrea con mucho confianza.
-         Tienes mucho coraje, elegida. Quizás merezcas que perdone tu insignificante vida.
-         Dudo mucho que un demonio, sepa de perdón. – Acotó Ana con su mirada en el ser del averno.
-         Se equivocan. – Contestó el ser oscuro. – Un ser eterno y poderoso como yo, conoce esas palabras de cursilería. Pero si lo desean puedo hacer temblar sus almas y dejar sus cabezas sangrantes colgadas de estos árboles. – Amenazó de manera segura el demonio que miró a un frondoso árbol.
-         Cuando quieras comenzamos a bailar. – Incitó Andrea a la batalla.- Puede que tengas los poderes de la oscuridad, inmundicia, pero nosotros somos magos, y somos buenos. Nuestra magia es pura y vamos a dar todo de nuestra parte para no dejarte suelto en estas tierras, ni en ninguna otra.
-         Sí. – Afirmó Ana. - Vamos a devolverte al hueco del que saliste.
-         Está bien, si así lo quieren, así se hará. Está será “La batalla de los tres magos.” – Contó el oscuro ser que extendió sus manos y en la calavera del carnero se encendieron dos luces rojas en las cavidades de los ojos.
-         ¿Por qué ese ridículo nombre? – Preguntó la rubia.
-         Porque obviamente venceré y será así como voy a titular mi historia, cuando alardee mi proeza ante los demás siervos de la oscuridad. Tres supuestos poderosos magos, totalmente aniquilados por mí.
-         Hablas demasiado. – Lo atacó Andy con agua bendita.
-         Entonces comencemos con el juego. – De las manos del ser oscuro se desprendieron dos rayos rojos que se dirigían a gran velocidad hacia las chicas.
-         ¡Frekik! (Escudo) – Pronunció la voz del muchacho de fondo, mientras el báculo golpeó contra el piso y el cristal brilló intensamente.
Los rojos rayos lanzados por el príncipe del averno impactaron con un escudo de energía rosado que se había formado justo delante de las chicas.
-         ¿Qué es esa palabra? – Consultó ingenuamente Ana mientras miraba sorprendida al joven mago.
-         Es dáctilo, el antiguo idioma de los dragones para realizar mágica.
-         Deberíamos investigarlo y estudiarlo. – Le comentó a Andy mientras miró a su compañera entusiasmadísima.
-         Andrea, ¿no te parece qué ahora tenemos problemas un poco más urgentes que atender? – Le preguntó, haciendo referencia al demonio que había desaparecido, dejando en el aire del bosque, una sonrisa macabra que hizo eco en el silencio de la batalla. - ¡Tenemos que prepararnos! Ya no debe tardar en aparecerse.
-         Tienes razón. Toma, envuelve este Rosario en tu mano izquierda y cuando se acerque a ti, lo interpones mientras lo atacas con el agua bendita. Mientras lo distraes, yo lo hiero con mi daga.
-         Yo voy a fortalecer el escudo para que no pueda dañarlas. – Dijo Altrak, quien estaba concentrado en no dejarse llevar por sus miedos.
-         Cuando este débil y herido, tenemos que recitar las palabras de esta vasija. – Les dijo sacándola de la mochila. - Una vez que hayamos terminado, el demonio debería quedar encerrado dentro.
El demonio se acercó a ellos transformado en lobo. Intentó atacar a Altrak, saltando sobre él, pero Ana lo repelió con el agua bendita y la bestia retrocedió moviendo su cabeza de un lado a otro, pero sus ojos estaban gobernado por la ira y la maldad, luego interponiendo el rosario entre ella y la criatura, Altrak se puso a salvo y continuo con el hechizo de protección. Andrea lo hirió con la daga, con un movimiento rápido y certero, aprovechando que el demonio estaba distraído, pero antes de comenzar a recitar el hechizo, el demonio volvió a desaparecer. Sabiéndose debilitado, optó por esconderse, pero ya los magos estaban decididos a encargarse de él, de una vez y para siempre. El joven dragón, dejo a las chicas bajo la protección del escudo, e invocado sus propios poderes, sus ojos continuaban brillando en forma de cristal y golpeó su arma contra el piso una vez más, el cristal del extremo brilló al instante que las nubes comenzaron a removerse, la lluvia comenzó a caer, y entre la copa de los árboles que se agitaban violentamente, apareció la figura del demonio, y sus ojos rojos, enfocados en el mago, comenzaron a brillar amenazantes.
- ¡No tienes la fuerza para hacerlo, Altrak! – Le gritó encolerizado el príncipe del averno.
- Yo sé que la tengo, ya no puedes detenerme.
El joven arrojó una especie de polvillo dorado que traía en una bolsa de cuero que estaba en su cintura y el demonio quedó presa de un hechizo inmovilizador. Andrea salió del escudo y con la vasija en sus manos, comenzó a recitar las palabras que la adornaban. Luego Ana se unió en el rito, y finalmente Altrak. Las nubes comenzaron a remolinear y el viento era muy rápido y fuerte, pero los tres magos, no se iban a dejar amedrentar por los poderes del demonio, solo tenían que seguir aguantando. Mientras Agramón gritaba en un torbellino de las fuerzas de la naturaleza que lo abatían constantemente, tratando de infundir miedo en los magos.
De repente todo calló y el silencio reino. El viento se alejó, las nubes desaparecieron y la noche estrellada, finalmente había anunciado su llegada. Las estrellas brillaban blancas y alegres en el cielo calmo, y Andrea sonrió, agradeciéndoles a los dioses por estar viva un día más.
-         Gracias por ayudarnos, Altrak. Fue un verdadero placer conocerte. – Le dijo Ana estrechándole la mano, en señal de sincera amistad.
-         Si, fue un placer luchar a tu lado, dragón. – Completó Andrea, también ofreciéndole su mano.
-         Estoy agradecido de haberlas conocido, ¿elegidas de los dioses? – Pensó por un instante. - Las considero mis amigas y mis aliadas. Espero pronto podamos encontrarnos otra vez, aunque en mejores circunstancias. – Dijo risueño y solemne.- Voy a quedarme con la vasija y se la daré a alguien que sepa esconderla bien.
-         Bien pensado, mi amigo, lo último que necesita este mundo o cualquier mundo, es que Agramón ande suelto impartiendo dolor y terror en quienes se cruzan en su camino.
-         Espero que pronto nos reunamos, Altrak, ya quiero probar las bebidas alcohólicas de estas tierras y conocer los alrededores. Quizás Ana, finalmente consiga un novio decente. – Acotó Andrea, provocando la risa de sus compañeros. - Bueno Ana, ya es tiempo.
Las elegidas se sentaron en medio del bosque, custodiadas por su buen amigo, el mago dragón. Comenzaron con la meditación y ambas se tomaron de la mano, pensando en el cuarto de Andy. Al abrir los ojos por el sonido de papeles, estaban finalmente en casa, el intenso poder del hechizo había hecho volar las hojas de estudio de Andrea, de todos modos, el cuarto ya estaba desordenado.
De la planta baja, se escuchó la voz de la mamá de Andrea, llamándolas para cenar, y las chicas se vieron con complicidad y comenzaron a reír.

                                                        ***

“¿Qué hacer con esté jarrón?” – Pensó para sí el mago mientras sesentó en el suelo y sostenía con su mano el objeto.
Detenidamente observaba los detalles de la vasija. – “Bueno, acá no hay algo común, hay un demonio y uno de los más peligrosos. Es como tener a un pez gordo atrapado. Tal vez Kahelis podría hacerse cargo de esto”.
Un fuerte aroma a flores inundaron al mago y una sombra cubrió los rayos solares de lastro, Altrak elevó su rostro para observar a un hermoso ser junto a él. Era un ángel de enormes alas blancas, con una armadura dorada y plateada, tenía cabello castaño con ondulaciones, un rostro varonil e irradiaba paz y tranquilidad en el lugar.
-         Ya te he visto anteriormente. – Comentó el chico.
-         Mi nombre es Urielis y en el planeta de tus nuevas amigas me conocen como Uriel.
-         ¿Uno de los arcángeles?
-         Así es, soy el arcángel de la paz, pero también del libro de los cielos. – Comentó tranquilamente el ser de luz. – La maldad es creciente y busca evadir con más rapideza la luz, pero por suerte contamos con seres como ustedes.
-         ¿Crees qué Kahelis pueda hacerse cargo de la vasija?
-         No, no es su trabajo. Entrégame la vasija y la pondré en un lugar seguro.
-         Pero... Tu puedes ser un demonio con una forma de ángel, después de todo, los demonios fueron ángeles alguna vez. - Altrak presionó fuertemente la vasija preparándose para cualquier ataque.
- Yo soy él que soy. - Los ojos del arcángel se volvieron de un celeste profundo, brillantes, intensos. - Fueron las palabras de mi creador y por su voluntad estoy aquí. - El arcángel movió levemente sus alas y el sitio se inunda de paz y todo se intensifico, el sol brillo con fulgor y acaricio la piel del mago, llenando lo de paz, las aves cantaron tan alto que su alma se regocijo, los aromas de las flores inundaron el cuerpo del dragón. - ¿Acaso un demonio podría conectar con la esencia pura de los cielos o tal vez crear paz, sus almas ya están corrompidas y perturbadas?. - Altrak se relajo.
El dragón en su forma mágica no iba a ponerse en contra de un arcángel así que amablemente le entrego el recipiente que contenía al ser oscuro. Urielis giró su posición y comenzó a alejarse del mago.
-         Tengo una duda, ¿Dónde lo llevarás? – Preguntó el mago.
-         A un lugar que estará resguardado y protegido. – El ángel giró su rostro y le regalo una sonrisa con la cual le brindo tranquilidad al mago. Después el arcángel y la vasija desaparecieron en los rayos de luz del sol que se filtraba por las copas de los árboles. El aroma de las flores, el fulgor del sol y el cantar de los aves volvieron a la normalidad, dejando de extasiar los sentidos de Altrak.
-         Bueno, ya es tarde y mis amigos me deben esperar. Pronto tendré que ver a Bigoras. – Altrak tomó el báculo y comenzó a dirigirse hacia la ciudad de los humanos, Thelicaelis.

Un Crossover de las sagas Altrak y Destino Alguno, © R.C.Raschini (Romina Raschini) y © J.C.Berardo (Cristian Berardo)

viernes, 24 de julio de 2015

Creptico

El Creptico es un desierto arenoso, con arremolinados vientos que lo transitan, su vegetación es seca y
escasa, pero pequeños oasis se encuentran en el gigante de arena, por la escases de lluvia. Sin embargo las tormentas de arenas son muy comunes.
Los animales son pocos y generalmente está habitado por reptiles, entre estos se dice que hay distintas criaturas de mayor tamaño y poder, tal vez dragones solitarios y basiliscos, estos últimos parecen ser primos de los dragones, pero su naturaleza es totalmente diferente, tanto de donde provienen como su carácter.
Generalmente es inhóspito y no tiene establecimiento de comunidades que vivan en él, pero si hay antiguas ruinas abandonados, se desconoce el porque y lo cierto es que son muy peligrosas, se estima que si ingresas a ellas, es muy difícil que logres salir.
El desierto cuenta con cuatro oasis conocidos, pero llegar a un oasis seria la salvación. siempre que no sea una ilusión creada por la fiebre generada por el calor, si no se cuenta que provisiones de agua, es probable que el sol asote la piel de aquellos que lo transiten y el cansanción llegue a ser extremos.
Se recomiendo siempre ir acompañados, con montura y ropa que cubra la piel del sol, caso contrario seria una aventura de la cual puede que no salgan con éxito al aventurarse en las arenosas tierras del Creptico.

domingo, 5 de julio de 2015

Sirenas

Las sirenas son seres acuáticos, compuestos por la mitad inferior de un pez y la mitad superior con forma de humano, generalmente a las hembras se las conoce como sirenas, así como han agarrado el nombre de la raza, pero también tenemos a los machos que son conocidos como tritones.
Estos seres son capaces de vivir tanto en aguas dulces como saladas, generalmente son seres de sociedad, creando una gran grupos de ellos, pero existen las excepciones por las cuales algunos seres se separan y son ermitaños.
La capital de las sirenas es Sirelf, es comandada por la reina que cuenta con un gran ejercito que patrullan los océanos, mares y río de todo Overy.
Estos seres también son mágicos, tienen la habilidad de controlar el elemento agua a su voluntad, no importa si es agua frío o caliente o si es salada o dulce, mientras que el elemento se encuentre, dependiendo del desarrollo de la habilidad de cada uno de estos seres, es la habilidad para controlarlo.
A su vez, estás criaturas han aprendido a cambiar a voluntad su cola de pez por dos piernas humanas, logrando hacer que salgan del agua y puedan adentrarte por las territorios terrestres del planeta y hacer amistad y enemistad con los otros seres, trazando acuerdo con distintas razas.
Un poder muy singular de esta raza es su canto, generalmente con este canto logran obtener ayuda de otros animales marítimos y encantar al genero opuesto, por algún motivo las sirenas puedas dominar a los machos de cualquier raza, como los tritones a las hembras, es como una herramienta que la madre naturaleza les ha otorgado.
Dado que ellos permanecen la mayor parte de sus vidas en el elemento agua, este evita que se le creen arrugas, por lo tanto esta raza siempre se verá joven.
A pesar de ser seres mágicos, todos los tritones y sirenas deben desarrollar la habilidad de las armas, ya sea con espadas, arcos, dagas, hacha, lanzas o cualquier otra arma. Dado que al abandonar su habitad y alejarse del su elemento, en la falta de este, si son amenazados, pueden quedar a merced de aquellos que los amenazan, pero evitar esto, se vuelven diestros guerreros, caso contrario, no tienen permitido abandonar la seguridad del agua.

sábado, 27 de junio de 2015

Sisilus

Sisilus es un bosque frondoso, donde habitan distintos tipos de árboles y animales, generalmente los árboles son de hojas verdes y como es frondoso, las hojas son de gran tamaño, sus copas son altas, sin embargo en el día el sol se las rebusca muy bien para ingresar la luz y bañar el suelo de tierra. La tierra es por lo general húmeda, porque el bosque está atravesado por un bravo río, conocido como el Makarí.
Tanto la cantidad de árboles y animales que habitan el lugar son bastantes diversos, pero lo más importante es que en esté bosque habita una tribu de reptiles humanoides cuya raza es conocida como Rack Sashi, de comportamiento hostil para los que ingresan al bosque.
Como todo lugar natural, es habitado por criaturas mágicas que gustan de vivir solas, también se a visto un ermitaño en sus profundidades, pero se sabe que a este ser no le gusta interactuar con la gente, por lo tanto, es muy difícil verlo, no se sabe si es un humano, que simplemente vive de los beneficios del bosque o es un estilo de brujo o mago, no se sabe si obedece a las fuerzas oscuras o a las benévolas, seguramente es un sirviente de la naturaleza. Pero esto es una gran incógnita.
También Sisilus posee un lago muy profundo y que entre este hay una caverna acuática que lleva directo al océano, pero nadie sabe la verdad, porque esta celosamente custodiado por las sirenas de Sirelf, solo aquellos que logren tener su confianza, sabrán la verdad, pero este grupo de sirena y tritones por lo general son guerreros de la reina y solo obedecen las ordenes de la corona.

viernes, 19 de junio de 2015

Overy

Overy es el nombre del mundo donde vive Altrak y es uno de los siete mundos poblados por humanos.
En los principios de los tiempos Galthaer ordeno a Urielis juntos con otros ángeles, crear lugares donde se pueda desarrollar la vida humana, pero que los uno no se peleen con los otros.
Urielis salió y creó con mucho amor y paciencia siete jardines en distintos lugares del universo, yendo tan lejos uno de los otros, que hasta olvidó el mismo la ubicación del jardín anterior.
Finalmente llego el momento donde el Dios de todo lo existente solicito la presencia de sus amados ángeles, pero para entonces Urielis no recordaba donde estaba, por lo que tuvo que ser rescatado por uno de los arcángeles.
Al llegar ante la presencia del divino, le contó de sus siete jardines y Galthaer los identifico a la perfección a todos.
Overy es uno de los siete jardines creados por Urielis para ser habitados por los hombres, pero en la caída de Luzbelis, conocido con Izheron, prometió apoderarse y arrebatarle a Dios todo lo que amaba, entre ellos los jardines creados por Urielis. Desde entonces Overy como el resto de los seis jardines, junto con sus tierras es una campo de batalla de la luz y las sombras.